A veces las palabras son sorprendentes.
Una pertenencia resuena a propiedad, a algo que te pertenece,
un concepto que de repente es tan ilusorio, tan frágil.
...CUIDE SUS PERTENENCIAS!...
y ahí va mi pensamiento, se va por otros lados.
Allá algo te pertenece. Aquí, yo pertenezco a algo.
Me re conozco reflejado en ese algo. Soy parte de él.
Con que sentidos se percibe esta imagen?
He descubierto con sorpresa, tiempo y extraña alegría, que la pertenencia
ataca por la espalda,
que se te aparece en algunos lugares inesperados,
con formatos demoledores,
con mezcla indescriptible de lágrimas y risas,
evocación, memoria, sangre, calor, piel, y más.
No avisa. La pertenencia no avisa, es subversiva y,
gracias a los dioses, indeleble.
Por que toma esta forma de palabras?
Porque todo es tan claro a veces.
Porque tenemos un lugar, un tiempo, y unas cuantas cosas para hacer.
Porque podemos elegir aquello de pensar/sentir/hacer.
Porque estamos para hacer.
Ser parte de algo.
Hacer siendo parte de algo.
De aquello que nos hace un lugar.
Para ser una parte, aunque sea mínima, del lugar del otro.
Gustavo Barbosa
para tantos....
fotografía: Facundo Manini
video: "Encuentro en el Estudio" de Lalo Mir
"La casa de al lado" de Fernando Cabrera porLiliana Herrero