sábado, 27 de mayo de 2017

contagios


















Nosotros y nuestros cuerpos. Nuestro universo encarnado.

Nosotros estamos expuestos a todo tipo de situaciones.
Nuestros cuerpos son la cara tangible de esa exposición.

Estamos expuestos a todo tipo de bacterias y virus que nos rodean y nos acechan, de a miles, de a millones.
Nuestro sistema inmunológico monitorea la periferia y actúa en consecuencia. Suele ser una contienda victoriosa en general.
Vivimos en eterno equilibrio inestable, ese que se quiebra a la menor interferencia.
Parece un sistema de alta complejidad, y lo es. La enfermedad en sí no existe, somos nosotros los que nos enfermamos ( o nos dejamos enfermar)
Un beso nos puede contagiar una gripe y a la vez, nos contagia una felicidad incandescente, lo cual relativiza el diagnóstico de la enfermedad.

Que decisiones tomamos a cada instante en relación a un supuesto contagio?

Nos contagiamos de alegría
Nos contagiamos de dudas
Nos contagiamos de certezas
Nos contagiamos de grados de caos
Nos contagiamos de disciplina
Nos contagiamos de libertad
Nos contagiamos del otro y de nosotros

Casi, casi lo que pasa cada día en un taller de la Fadu
O no?

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Carl Warner

lunes, 22 de mayo de 2017

espacios




































Que connotación encierra la palabra espacio?

Para los arquitectos, un concepto constituyente
Para Kubrick, una odisea
Para los físicos un concepto cuántico
Nada de ésto es de mi interés en este instante, la cuestión pasa por considerar nuestro propio espacio vivencial, el que traemos de fábrica o el que vamos desarrollando a lo largo de nuestro tránsito por el planeta.
El envoltorio epitelial que nos recubre, encierra un espacio orgánico del cual no tenemos la menor idea salvo cuando algún dolor acusa recibo de una sobredosis de festejo. Dentro de ese espacio está, en algún lugar, nuestro reservorio de ideas y pensamientos, vaya semejante entidad.

Y por fuera?
Cual es nuestro espacio personal, el que llevamos con nosotros?

Expansivos, retraídos, tímidos, desfachatados, impertinentes, agresivos, locos, mansos, sonrientes o caracúlicos, cada uno de nosotros porta un escudo o un puente con el resto de los mortales, animales u objetos. El espesor y densidad de ese espacio varía, evidentemente, para hacernos sentir horrible en un apretujón en el subte o desarmados ante el abrazo de un niño.

Esta intangible sustancia espacial modifica nuestra percepción de las cosas alrededor, a fuerza de experiencias, antecedentes, memorias insondables o en un momento de sorpresivo brillo, hasta reducir a nada nuestras defensas por  el roce de unos labios que son capaces de detener el tiempo en un fugaz contacto.

Nuestros proyectos de objetos y espacios abarcan toda esta caterva de categorías y si no somos conscientes de ello, podremos magullar sin piedad éste o aquel, el visible o el cuidadosamente oculto para el común de los mortales.

Abrazo 
Gustavo Barbosa

para LSM

ilustración: Adara Sanchez Anguiano

viernes, 19 de mayo de 2017

resonancias


Intento buscar definiciones del término resonancia pero ninguna camina por el mismo sendero que pretendía tomar.
Por ejemplo, en acústica podría ser un sonido secundario que acompaña al sonido principal y suele complicar el conjunto. Nada más lejos de lo que quería traer a este lugar.

Sostenemos vínculos de diversa índole, cercanía, profundidad y color. Fugaces, permanentes, insondables o lo que quieras que sean. Algunos vínculos adoptan forma humana y otras se mantienen en difusas organizaciones humanoides.

En nuestros talleres, la resonancia de los vínculos es un ejercicio necesario, buscado y anhelado. Transmitir un concepto es de relativa facilidad, enseñar a dibujar parece posible, pero, lograr una dosis importante de resonancia empática entre todos los que los habitamos es cuestión de voluntad, algo de audacia y confianzas mutuas.
Si logramos resonar, todos somos mejores y, aún con distintos roles, todos apostamos a un fondo común, el del crecer.
Una sinfonía de saberes y afectos.

Cuando la vida nos señala alguien con el que al instante resonamos con lúcida brillantez, la cosa se pone seria, se despiertan otros órganos, se resetean los sentidos y los colores del camino se encienden para iluminar hasta el último rincón de nuestra humanidad.
Estate atento, querido lector, son fenómenos que requieren fina percepción.

Vamos!

Brindemos por ello. 
Gran abrazo
Gustavo Barbosa

"La audacia tiene genio, poder y magia"
Johann Wolfgang von Goethe


fotografía: Aliza Razell

sábado, 13 de mayo de 2017

re ci cla (dos)



Hemos pisoteado insensiblemente las huellas de nuestros predecesores, dilapidando recursos, destripando las entrañas de nuestro bello planeta, nuestra nave insignia.

Ella, nuestra madre interplanetaria, mantiene una calma estoica hasta que, de un plumazo, quizás nos devuelva al equilibrio. Sin esfuerzo alguno.

No malgastemos
No tiremos
No demolamos
No mancillemos

Admiro (quiero) a la gente que se hace cargo y mira alrededor. Con los ojos quizás cerrados mira con el corazón y se arremanga para intentar. Con una brillante convicción.
Es necesario multiplicar el esfuerzo.
Es necesario convertirnos en aliados para poder cuidar.

Es necesario mirarnos cada día al espejo para intentar cambiar, para intentar crecer.
Es indispensable reciclarnos.
Como podamos, poco o mucho, solos o acompañados, sin prisa y sin pausa, en una dimensión o en las tres que nos acostumbramos a disponer.
Hay que darnos forma, es nuestra tarea fundamental.

Nuestra labor nos requiere lúcidos, concientes e inundados de afectos.
Buscando a los pares, esos que reconocemos a distancia y aprendemos a esperar hasta el momento preciso.

Abrazo grande
Gustavo Barbosa

para los que me enseñan a cada minuto y desde hace tanto (vos sabés)

fotografía: Jorge Gamboa

miércoles, 10 de mayo de 2017

viajeros en el tiempo


No hay texto alternativo automático disponible.


Pienso en la cronología de los tiempos, nuestra inmanejable dimensión.
Dije inmanejable?

Nosotros enseñamos a nuestros estos queridos estudiantes para mundos que solo podemos intuir, que no conocemos, que están allá adelante en el tiempo.

Que poderosa confianza nos lleva a pensar un mañana luminoso como el territorio de futuras transformaciones? 
Es posible circular en el tiempo para poder abarcar lo que ya fue con lo por venir?

Parece una trampa a nuestros limitados sentidos pero el tiempo es tan concreto como un sólido de la piedra más consistente. Registra las huellas de los que lo transitan y esos testimonios perduran, hacia adelante y hacia atrás alrededor de este efímero presente.

Seremos viajeros en el tiempo para dejar nuestras improntas para otros instantes? 
Podremos dejar señales diseminadas para futuros venturosos en los que, inevitablemente, estemos incluidos?

El tiempo tiene capas y nosotros seguramente nadamos entre ellas sin entender demasiado, acostumbrados a la fútil tridimension. Los cuánticos ensayan teorías que plantean paisajes de compleja simultaneidad, nosotros, el resto de los mortales, 
podremos ser arte y parte? podremos dejarnos llevar por pasadas voluntades y volver a ser nosotros mismos 36 milenios después?

Es inevitable pensarlo.
Es inevitable sentirlo.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Jade B. Ribeiro

miércoles, 3 de mayo de 2017

puntos de vista






































Somos la consecuencia de nuestros puntos de vista. 
Desde nuestra circunscripta humanidad, las cosas son del color que podemos atisbar.
Es difícil correr el velo de las emociones que suelen "blurear" las caras de la realidad que nos toca en cuestión.
Recurrentemente me pregunto como miramos nuestro interior, esa cavidad que contiene nuestra permanencia física en el mundo. Pareciera no haber mucho espacio para distintos puntos de vista, por inercias y conductas o quizás por infranqueables barreras personales, la cuestión es que solemos permanecer en seguros espacios del mirar, algo convencionales, algo conformistas.

Las leyes del señor Monge, nos desplazan a miradas universales, a circunstancias ligadas a un infinito poco asequible, casi una paradoja en la capacidad corporal.

Y de eso se trata, de desplazar nuestras dificultades epistemológicas, esas que nos encierran en nuestras limitadas capacidades de mirar.
No estoy seguro que el amigo Gaspard haya podido transitar sus propias desventuras, pero me queda claro que nos plantea un eterno desafío, el de corrernos hasta el punto límite.

Casi como una acción de vitalidad esencial.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Anka Zhuravleva, mi genia amiga rusa